Tormenta y sequía
El nombre, en castellano, de "tormenta" deriva precisamente de Thor, dios de las tormentas y de los truenos de la mitología germánica, como consecuencia de la contaminación del latín con los vocablos de los invasores bárbaros. En todas las culturas existe un dios de las temibles tormentas y de las beneficiosas lluvias, que acaba convirtiéndose en el rey del panteón por ser el único capaz de vencer a los monstruos del caos.
Entre los pueblos indoeuropeos aparece en numerosos dioses, así en el mundo romano es Júpiter, en el griego Zeus, en el hitita es Teshub, en el Indio es Indra, en el iranio es Tishtrya, en los eslavos Perunu y en el celta Tarannis.
Entre los semitas también aparece como Baal entre los cananeo y como Yahvé entre los hebreos. En pueblos más antiguos como en el sumerio aparece como Tishpak e Ishkur.
Todos ellos son los encargados también de enfrentarse con los dragones del mar que ocasionan los temporales marinos en las costas. También en culturas más arcaicas como la dravídica en la India preindoeuropea, aparece el Rey de los dioses ejerciendo dicho papel. Y en la China donde la lluvia, empleada mal por el dios de la guerra, es derrotada por la sequía, representada por Nu Ba que logra restablecer el equilibrio. O en el arquero Yi que derrotó las sequía producida por los diez soles. Y en el Japón este papel lo asume Susa No.
La extensión del culto a este dios, por todas las culturas, queda atestiguada también por la existencia en el continente americano de su equivalente en la figura de Tlaloc, entre los aztecas, que es invocado para que deje caer su benéfica agua. Mientras que Tezcalipoca, rey de la oscuridad también lo es de las nubes de la tormenta. Los mayas, por su parte, invocaban a Chalc con los mismos atributos. Y entre los incas era el rayo de Yacu Mama el responsable de la lluvia.
En las mitologías primitivas africanas también aparecen los dioses de las tormentas como es el caso de Shango, venerado por los Yorubas como habitante en las nubes de tormenta. Y Kambizi venerada por los bantúes por el mismo motivo. En la cultura nilo-sahariana Samba Gana fue el héroe que se enfrentó con la serpiente de la sequía y que consiguió derrotarla.
Por su parte en la Melanesia es Ndengue el encargado de proporcionar la lluvia y en la ancestral cultura australiana es Taipan el rey de las tormentas junto con Kurrichalpongo, derrotada por Nagacork.