Muchacha encantada

El encantamiento es generalmente una metamorfosis a un estado inferior, generalmente el de un animal o de un dragón, como consecuencia de la actuación de un poder maléfico. Este es el caso de las jóvenes encantadas por las Xanas u otras clases de brujas, de las mitologías medievales.

En otros casos los encantamientos se producen  como castigo por haber cometido la violación de un tabú como es el caso del hada Mèlusine que fue transformada por su madre, el hada Presina. 

También el encantamiento de mujeres puede consistir en el traslado a otro lugar de difícil acceso donde la joven queda prisionera o sumergida en un profundo sueño. En todos estos casos el castigo puede ser levantado por el amor de un valeroso joven que se atreve a superar los obstáculos que le separan de la princesa encantada, como sucede en el caso de Brunhilda rescatada por el valiente Sigfrid

En otros casos la valentía consiste en superar la repugnancia de su aspecto de dragón y al besarla puede retornarla a su estado anterior, como sucede con Espercius en la leyenda de la princesa de Lango, la dragona encantada. 

El mismo tipo de relato aparece en la leyenda medieval inglesa en la que una dama May Margret es hechizada por su madrastra bruja y también rescatada mediante el beso de su amante Childe Wynde.

Y en términos cambiados, el hombre es el encantado, como sucede en los cuentos de la princesa y el sapo. También lo podemos ver en el  relato de Griselda y su marido dragón o en el de la novia del Lindwurm de los Alpes. 

En otros casos simplemente son son genios de las aguas medio mujer medio dragonas como resultado de un hechizo como se relata en las leyendas medievales de las Dones d’aigua

Estas acciones de hechizo y recuperación por un beso son recogidas más tarde en relatos como Blancanieves o el de la Bella durmiente.