Espercius

Según se relata en el libro de Tirant lo Blanch, de Joanot Martorell, un caballero amigo del protagonista llamado Espercius, fue enviado a Sicilia en busca de refuerzos en la lucha con el turco. El caballero consiguió dichos refuerzos y se dirigió a Constantinopla, pero su galera naufragó estrellándose contra unas rocas en la isla de Lango y sólo se salvaron Espercius y diez de sus compañeros.

Una vez en la isla pidieron ayuda a un pastor que les contó el encantamiento que sufría la isla y la princesa convertida en dragona que sólo podía transformarse en mujer por el beso de un caballero.

A Espercius le llamó la atención la leyenda de la dragona y especialmente el tesoro que se guardaba en su castillo. Así que decidió dirigirse solo hacia el castillo en la puerta del cual apareció la dragona. Del susto el caballero cayó al suelo desmayado, lo que aprovechó la dragona para darle un beso y romper así el maleficio

Cuando Espercius volvió en sí y vio la belleza de la princesa, que se encontraba en frente, se enamoró de ella y le pidió que se casara con él. Así se hizo y vivieron muy felices como reyes de dicha isla.