La princesa de Lango

En la isla de Lango cerca de Rodas, reinaba un tal Hipocrás cuya hija fué encantada en forma de dragón, también conocida por el nombre de la Dona del Pais. Según una leyenda, sólo el beso de un caballero podía volverla a su condición natural.

En una ocasión un marino desembarcó en la isla y la vio en la cueva donde se escondía, en su forma de mujer. Al verla tan hermosa, al punto, se enamoró de ella y le propuso quedarse en la isla como su sirviente. Ella entonces le preguntó si era caballero y al responderle éste que no, le dijo que primero debía volver con los suyos y hacer por que le armaran caballero y, a continuación, volver a la isla a encontrarse con ella.

Le previno también de que ella se le aparecería con forma de un terrible dragón, pero que no temiera nada ya que al recibir un beso suyo se transformaría de nuevo en la mujer que estaba viendo y que, entonces,  él sería su marido y se convertiría en el señor de toda aquella tierra y en el dueño del tesoro, también, encantado que ella custodiaba.

El marinero retornó a su  país y lucho hasta conseguir ser armado caballero y cuando lo consiguió volvió a la isla en busca de su amada. Pero al acercarse a la cueva y ver el espantoso dragón que le salió a recibirle, huyó despavorido y murió poco después al caer por los acantilados. 

Finalmente un caballero llamado Espercius consiguió darle el deseado beso con lo que deshizo el encantamiento y se casó con ella.