Árbol de la vida

El árbol de la vida es uno de los símbolos más extendidos en la mitología mundial. Su forma erguida que crece hacia el cielo representa el camino, o forma de conexión, entre la tierra y el poder divino. Es, en este sentido, el eje del mundo y , por lo tanto, está situado en su centro apuntando a el centro del firmamento en torno al cual giran todas las estrellas. 

Su origen cabe situarlo en la tradición mesopotámica, en donde es frecuente su representación como una higuera con dos serpientes y dos dragones representantes del dios Ningizzida. En la tradición hebrea aparece como el árbol central del paraíso, en torno del cual se enrosca la serpiente que es vencida por Yahvé

En la tradición griega, en el jardín de las Hespérides se alza el manzano custodiado por una serpiente a la que engaña Heracles y roba sus preciadas manzanas de oro. En los relatos gnósticos aparece Elhoim que engendra los ángeles que rigen los cielos y, entre ellos, Baruch, que es citado como el árbol de la vida; y Naas el árbol de la ciencia del bien y del mal.  

En la tradición hindú aparece el árbol Bohdi en el que Buda alcanza la perfección, protegido también por una serpiente. En las tradiciones germánicas es el fresno Yggdrasil, en torno al cual se enrosca la gran serpiente Nidhoggr, el que se alza como escalera de comunicación cósmica entre el cielo y la tierra. 

También en oriente existen leyendas de árboles que comunican el cielo y la tierra como aparece en la del dios creador de la tradición indonesia, Mahatala que forma con su mujer un árbol por donde desciendes los cien nacidos desde el cielo.

En la mitología china se habla del dios creador Xi Wang Mu que vivía en un paraíso en cuyo centro estaba una montaña, rodeada de los árboles de la sabiduría y de la vida, a través de la cual los dioses descendían a la tierra.

En todos los casos aparece una serpiente enroscada que evoca al primigenio dios serpiente que protege y da la vida desde su árbol, o que es capaz de acabar con ella sobre la tierra, ya que es su dueño y señor.