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Vellocino de oro
Frixo era un joven griego hijo de Atamante, rey de Beocia, y de Néfele. En realidad era un fantasma creado por Zeus a imagen de Hera. Néfele despechada por la infidelidad de su marido con Ino, la hija de Cadmo, acudió a Hera para que la vengara.
Ino por su parte deseaba eliminar la descendencia de Néfele para imponer la suya en la sucesión del reino. Con este fin, Ino, había hecho tostar el grano para la siembra, de forma que no pudiera germinar. Atamante, alarmado por la infertilidad del grano, envió mensajeros a Delfos para consultar el oráculo, pero los mensajeros estaban sobornados para decirle que la tierra sólo recuperaría su fertilidad si se sacrificaba a Frixo.
Cuando Atamante con todo su pesar estaba a punto de sacrificar a su hijo, apareció volando un carnero de oro al cual se subió Frixo y huyó montado en él hasta la alcanzar la Cólquide. Allí sacrificó al carnero a Zeus Libertador y tomando su vellón, que era de oro, lo ató a un árbol donde quedó custodiado por un dragón. Una generación más tarde, Jasón con la ayuda de Medea, se lo llevó.
El vellocino de Oro ha permanecido a través de los siglos, en la cultura occidental, como un símbolo de la realeza.