Transformarse

En las religiones primitivas aunque el poder divino, o la fuerza de la naturaleza, era único podía manifestarse de diversas maneras y, por lo tanto, podía tener diversos nombres. En los pasos siguientes del proceso civilizador, ya en la Edad del Bronce, distintos nombres dieron lugar a distintos dioses con características y personalidades diferenciadas.

Sin embargo, en algunos casos, los nombres de un mismo dios permanecieron como diferentes manifestaciones y personificaciones de un mismo dios, con lo que se dio entrada a los avatare, disfraces o transformaciones corporeas del dios. 

Por ejemplo en la tradición irania el dios Verehtagna es capaz de manifestarse, según la ocasión, de diez formas diferentes mientra que, en la griega, Zeus podía  tomar diversas formas, como la de toro o la de lluvia,  para conseguir seducir a sus amantes.

Así mismo sucede en la mitología china donde semidioses como Yu tenían la capacidad de transformarse, en este caso en un oso. O el espíritu de la tortuga que se transforma en un monje taoista. En la leyenda de Kuei Long, su padre dragón se transforma en un madero para poder acercarse a su madre y procrearlo.

Y en las primitivas leyendas vascas Mari era una dama con gran capacidad de transformación.

Es habitual que uno de los poderes de los dragones, como seres casi divinos que eran, era el transformarse en seres humanos como aparece tanto en la tradición oriental, en la historia de Liu Yeo o la de Ching o en la de Yu o la de Chang, como en la occidental en la narración del dragón que se casa con la princesa Griselda o la esposa del trovador Jilocasín  o la de la propia historia de Melusine.

Algunos se transforman en hombres con intenciones malévolas como el que aparece en la leyenda bizantina de Digenis Akritis, mientras que otros son transformados en dragones por no cumplir bien con los procedimientos que le correspnden como en la leyenda Thai de Nark Puggsee.

En la religión hindú se supone que los seres estan sumidos en un ciclo interminable de reencarnaciones o avatares, que significa descensos a la tierra. El propio dios Vishnú se reencarna periodicamente con el fin de enseñar a los hombres o restablecer el orden transgredido en la tierra. 

Así se considera que Vishnú ha tenido diversos avatares de los cuales los más importantes han sido: el séptimo en que tomó la forma de Rama, el octavo en el que se personificó como Krishna, el noveno se considera que fue el propio Buda y el décimo, y último, se realizará al acabar esta era para retornarnos a una nueva edad de oro.

Algunas serpientes pueden transformarse en mujeres para enamorar a los hombres como en la leyenda javanesa de Tisnawati. En otros casos es un monstruo el que se transforma en hombre para casarse con su amada como en la leyenda indonesia de Kapapitoe.

La transformación de personajes en animales o plantas también es común en todas los mitos, desde oceanía donde Maui se convierte en pájaro o la de Morongo en las leyendas bantues que se convierte en serpiente para atacar a sus enemigos.

Otros personajes tienen poderes de transformación de animales en otros diferentes como le sucede a Ngalijod  en leyendas bantúes. O como el dragón lituano Pukis que de día guarda su casa como gato y de noche como dragón.