Yu

El  semi-dios Yu es el último de la trilogía de héroes   después de Yao y Shun, fue el fundador  de la primera dinastía de los tiempos de la Edad de Oro china. Se le representa con los pies de reptil y se consideraba que había nacido de forma milagrosa, del vientre de su padre, según una versión, o engendrado por su madre al ver un meteoro y tragarse una perla, según otra. 

Se dice que forjó nueve calderos sagrados de bronce que se transmitían de generación en generación. Si el descendiente era justo y virtuoso en el gobierno, los calderos permanecían pesados junto al monarca, en caso contrario se volvían ligeros y se apartaban de él. 

En una ocasión se presentó ante la asamblea de los dioses para proponerles acabar con la serpiente Xiang Liu que envenenaba los campos de la tierra y, posteriormente, tuvo que luchar tenazmente para frenar la inundación producida por la sangre derramada de la serpiente muerta. 

Otra leyenda lo presenta como el artífice que luchó contra la inundación provocada por el desbordamiento de varios ríos. Yu cavó nuevos canales y condujo las aguas hasta el mar. Para realizar este trabajo se transformaba en diversos animales fabulosos: en oso para perforar túneles en las montañas, en águila para alcanzar las cumbres de las mismas, en fuego para aclarar la superficie de la tierra y en dragón para matar a los monstruos responsables de las inundaciones. 

También se dice que se valió de un dragón esmeralda al que montaba y que con su poderosa cola producía los canales de desagüe necesarios, así como de una tortuga gigante que absorbía el agua desbordada. Sea como fuere Yu fue el artífice de modelar la tierra después de la inundación, trabajo que le ocupó 30 años. 

Otro de sus grandes trabajos, fue medir la extensión de la Tierra,  que se le encargaron dada su extraordinaria fuerza física y nobleza de su carácter.   Sedujo a una mujer de las montañas y vivió con ella hasta que, en un descuido, se presentó ante ella transformado  en oso y ella, tremendamente horrorizada, huyó de su lado. En su huida hacia las montañas se convirtió en piedra y Yu le gritó que le devolviera el hijo que llevaba en las entrañas, entonces la piedra se abrió y nació Kai, señor del verano. Este hijo era representado con serpientes en sus oídos y cabalgando sobre dos dragones.