Ofrendar

Desde el  comienzo de las manifestaciones religiosas se ha utilizado el rito de ofrecer de una víctima propiciatoria para conseguir, de la divinidad correspondiente, la concesión de lo que se desea. 

La ofrenda siempre consiste en algo de gran valor para el peticionario, bien sean los primicias de su cosecha, animales de su granja o, incluso, hijos o sirvientes. En algunos casos la ofrenda era una exigencia y debía realizarse como un tributo

En muchos casos las ofrendas se realizaban de forma colectiva por parte de todo un pueblo con su rey a la cabeza, cuando se trataba de acabar con un mal que afectaba a la colectividad como la sequía, o como un temporal, éste es el caso que se narra en la leyenda griega de Andrómeda, y también en la de Hesíone

En ocasiones como se relata en el Dragón de Thespia las ofrendas son suatituidas por otras personas que tratan de salvarlas.

Así mismo sucede en un cuento celta donde una princesa es ofrecida a un dragón abandonándola en una colina junto al mar. Y otro tanto se narra en la leyenda germánica de la princesa Gem-de-Lovely ofrecida a una serpiente marina y de Assipattle su salvador.

Un relato beréber relata la misma historia de la muchacha ofrecida al dragón Talafsa y rescatada por un joven.

El tema parece ubicuo ya que en culturas tan lejanas de occidente como la Japonesa, se encuentran también  la ofrenda de una muchacha, llamada Tokoyo, a un dragón que debía ser propiciado.