Compañera del dragón
En muchas leyendas aparece el dragón como personificación de un ser poderoso pero de aspecto terrible. Aquella persona que es capaz de superar la superficialidad del aspecto externo, consigue penetrar en el verdadero ser interior y consigue su amor o, en su caso, liberarlo del encantamiento que lo atenazaba.
Así le sucede a Griselda en el relato del Principe-dragón, a la esposa de Jilocasín, a la novia del Lindorm e incluso podríamos incluir aquí la historia de Maud, la niña enamorada del Wyvern.
También aparece, en ocasiones, el dragón como compañero de una hechicera como sucede en el caso de la bruja eslava Marina.
O en la leyenda indonesia de Kapipitoe que es la única hermana que decide casarse con un lagarto que resulta ser un hacendosa marido.
En buena medida, todos estos relatos, tienen una finalidad didáctica que consiste en inculcar la importancia de la búsqueda de los aspectos profundos de la personalidad y no quedarse con los aspectos puramente externos.
Pero se nota, en todos los relatos, la existencia de un substrato mitológico antiguo que hace referencia a un primitivo dios serpiente, poderoso y de feroz aspecto, al lado del cual se encontraba su esposa, que es también la diosa serpiente, madre de todas las cosas. Como es el caso de Manasa hermana de un dragón y señora de los venenos.