Caballero
El espíritu guerrero de los nobles, de la edad media europea, precisaba modelos y patrones de comportamiento que substituyeran los del imperio romano centrados en personajes como Perseo que se enfrenta a fuerzas malignas encarnadas por un dragón marino. Primero fueron tomados de la cultura de los invasores germanos y, más tarde, de las mitologías orientales traídas con el desarrollo del cristianismo.
En este sentido puede verse, en las primitivas capillas de los castillos, la imagen de San Miguel como prototipo de estos valores guerreros, en su lucha contra las fuerzas del mal. Modelo tomado de las Sagradas Escrituras de la tradición hebrea, donde aparece como el ángel al servicio de Dios.
Mientras que, en las iconografías bizantinas, aparecen San Jorge y San Teodoro, como caballeros, derrotando al dragón y, más adelante, como consecuencia de las cruzadas, San Jorge va imponiendo su figura hasta convertirse en el prototipo de todo caballero medieval. Así es el modelo de Espercius como se explica en Tirant lo Blanc.
En el occidente europeo el espíritu caballeresco hunde sus raíces también en el sustrato de la cultura celta dando lugar a los caballeros del ciclo artúrico que con su aparente cristianismo incluyen los valores de su origen celta y sus luchas contra los dragones.
También en el oriente europeo se ve incorporado en los boyardos como aparece en los relatos de Alyosha Popovich o Dobrynija Nikitich célebre matadores de dragones.