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Los infiernos

En la mayoría de mitos, las puertas del mundo inferior o subterráneo, donde se encuentran los muertos, está vigilado por algún ser fabuloso que impide que el lugar sea visitado por los  vivos. En muchas leyendas existe un héroe que logra superar la muerte, o que su valor lo lleva hasta la puerta de los infiernos, y que para ello  tiene que enfrentarse con los temibles monstruos que guardan su entrada. 

La naturaleza ctónica de su función hace que en la mayoría de los relatos los guardianes sean serpientes o dragones. 

En las tradiciones más antiguas de que tenemos constancia, como es el caso de la sumeria, el Mundo Inferior estaba vigilado por siete demonios que iban despojando  la ropa a los vivos que se atrevían a acercarse. Los dioses de este mundo subterráneo eran Nergal y su esposa Ereshkigal. En otro relato se habla del rapto de Ereshkigal por parte de un dragón del mundo subterráneo y rescatada por Enki

El Tártaro que era donde iban a parar los muertos según la tradición griega, era un lugar tenebroso al cual se llegaba una vez se había atravesado la laguna Estigia  mediante una barca guiada por Caronte, y en la puerta se encontraba un monstruoso guardián al que Heracles consiguió dar muerte. Los etruscos tenían también un ser que acompañaba a los muertos llamado Carón.

Hades, rey de los infiernos, secuestraba periódicamente a Kore, la hija de Demeter, para impedir que la fertilidad volviera a la tierra.

Según unas leyendas celtas, el Valle sin Retorno estaba guardado por dos parejas de dragones que fueron, según esta leyenda, derrotados por el caballero Lancelot.

En las leyendas mayas el mundo subterráneo era Xibalbá cuyos dioses fueron derrotados por los hijos de Ixquic.