Kingú

En el mito de creación sumerio se narra que cuando los dioses se enfrentaron a su engendradora, la dragona Tiamat, esta formó un ejercito de seres terribles: hidras, dragones, monstruos marinos, leones colosales, perros furiosos, hombres escorpiones, hombres peces y toros gigantes. A todos ellos les dio dientes agudos, mandíbulas despiadadas, y les llenó el cuerpo de veneno en lugar de sangre. 

Al frente de este ejército colocó a su hijo, y esposo, Kingu, el dragón más poderoso, al que además le concedió la "tablilla de los destinos", es decir el mando supremo. 

Nadie se atrevía a hacerles frente hasta que apareció el joven guerrero Marduk, que aniquiló a Tiamat en combate singular, con lo que el resto del ejercito huyó despavorido. Marduk los pisoteó, les puso anillas en su nariz y les ató con cadenas. A Kingu le quitó la "tablilla de los destinos" y lo lanzó al abismo de los muertos.