Marduk

En el principio de los tiempos la dragona Tiamat, diosa de las aguas marinas, se enfrentó a los dioses enviándoles un ejercito de once monstruos al frente de los cuales estaba el dragón Kingu, al que le dio todo el poder representado por la “tablilla de los destinos”. 

Entonces se presentó ante la asamblea de dioses el joven hijo del dios Enki, que se ofreció a matar a Tiamat y su hijo Kingu, a cambio de que le nombraran a él rey de los dioses. Así lo acordaron y él consiguió dar muerte a Tiamat y derrotar a Kingu. 

A Tiamat la partió en dos pedazos, con el superior creó la bóveda celeste, encerrando en ella las aguas superiores, y con el inferior la superficie de la tierra. A continuación machacó su cabeza formando las montañas del norte, de cuyas narices manan los dos rios de la tierra. Puso así mismo todos los astros en el firmamento y les obligó a seguir sus caminos, abriendo para ello puertas a la derecha y a la izquierda del cielo, colocando en parte más alta el hígado de Tiamat. Donde la podemos ver en forma de la constelación de la Hydra.

Los dioses lo proclamaron rey, le dieron la "tablilla de los destinos" y le impusieron sus cincuenta nombres sagrados.