Hubawa

En la épica de Gilgamesh se relatan las aventuras de este héroe en busca de la inmortalidad, entre las cuales destaca la correspondiente al robo de los cedros del Líbano. Celosamente custodiados por un dragón denominado Hubawa que, como representante de las fuerzas interiores de la naturaleza, tenía forma de un amasijo de intestinos. 

En él se dice que, Gilgamesh y su compañero Enkidú, siguiendo las instrucciones de Samash, y a pesar de todos los consejos en contra emitidos por sus conciudadanos de Uruk, se atrevieron a entrar en el bosque de los cedros,donde tenía Inanna su morada.

 Una vez allí, comenzaron a talar con sus hachas la preciada madera. Al oir el ruido de los golpes acudió inmediantamente el guardián Hubawa que los amenazó y espantó con su terrible presencia, pero vino en su ayuda Samash, el dios sol, que lanzó contra Hubawa los ocho vientos hasta que éste se rindió a Gilgamesh y le pidió clemencia. En este momento intervino Enkidú para que no lo dejase libre y entre los dos, finalmente, le cortaron la cabeza.