Dragón de tres cabezas

En un relato celta se narra la historia de un dragón de tres cabezas que vivía en el fondo del mar y que, en una ocasión, se acercó a la costa y exigió que le entregaran a la hija del rey amenazando con destruir toda la comarca. El rey accedió y condujo a la joven princesa a una verde colina situada al borde del mar. 

Al poco rato apareció un caballero montado sobre un corcel rojo, al que acompañaba un perro también de color rojo. Se acercó a la princesa y esta le contó el porqué estaba en dicho lugar. El caballero ató su caballo y se dispuso a acompañar a la princesa en espera del dragón. Al cabo de un rato el cielo se ennegreció por el horizonte, la marea subió y unas grandes olas batían sobre la playa, en ese momento el dragón de tres cabezas emergió se dirigió a la playa. El caballero montó en su córcel y se dirigió a su encuentro y tras una feroz lucha consiguió cortarle una de sus cabezas haciendo que el dragón huyera velozmente hacia el mar. La princesa quedó libre y el caballero desapereció también de la misma misteriosa manera que había aparecido. 

Al cabo de un tiempo el dragón volvio a exigir que se le entregara la princesa y, de nuevo, ésta fue conducida a la colina frente al mar. Al poco apareció el caballero luciendo una armadura de plata y montado sobre un caballo blanco. Y al aparecer el dragón, luchó nuevo con él y consiguió cortarle otra de sus cabezas y hacerle huir de nuevo a las profundidades del mar. 

Pasado un tiempo el dragón volvió a exigir la entrega de la princesa y, de nuevo, apareció el caballero vestido, esta vez, con ropaje verde y  montando un caballo rubio como el oro. En esta ocasión, el caballero, consiguió cortarle la tercera cabeza cayendo muerto el dragón y convirtiéndose su cuerpo en agua y arena. Y, una vez más, el caballero desapareció en el aire cabalgando sobre su montura.