Sant Martirià

Según una tradición medioeval de Catalunya, San Martirià era un monje de origen florentino que, a su muerte, dos discípulos suyos lo introdujeron en una caja y decidieron llevarlo a un lugar donde hubiera un convento de monjes benedictinos cercano a una fuente que nunca se agotara. Después de muchos meses de trayecto llegaron a un monte desde el que se divisaba el lago de Banyoles y donde se reflejaban el cielo azul y las rosadas nubes del atardecer. Creyeron que este era el lugar anhelado ya que no lejos de allí encontraron la fuente y el convento benedictino donde actualmente reposan sus restos.
Otra tradición atribuye a este santo, con el nombre de Amer o Mer, el haber sido abad del monasterio en una época donde un dragón aterrorizaba la región exigiendo tributos infantiles, al cual se enfrentó y amansó rodeándole el cuello con su estola.