Rahab

En diversas pasajes de la Biblia se hace referencia al gran dragón o príncipe del mar llamado Rahab, que pretendía haber creado todos los mares. En la tradición rabínica se dice que en el tercer día de la creación, Yahvé ordenó a Rahab que se tragara las aguas saladas para permitir que la tierra seca surgiera, pero éste se negó, ya que consideraba que sus aguas, que cubrían todo el mundo, no debían ser limitadas por nada. 

Entonces Yahvé lo mató a patadas, le machacó el cráneo y hundió su cadáver en el fondo del mar, pues ningún animal terrestre era capaz de soportar el hedor que desprendía su cadaver. 

Según otra leyenda, Yahvé perdonó a Rahab confinándolo en el fondo del mar, pero cuando los egipcios perseguían a los israelitas el el mar rojo, abogó en favor de los egipcios tratando de evitar que el mar se los tragase, por lo que Yahvé finalmente le dio muerte. Por esta razón es también conocido como Principe Celestial de Egipto.