Jilocasin
Cuentan que en tiempos de Carlomagno, en un paraje de la Gascuña vivía un dragón que tenía cualidades de poeta, por lo que periódicamente abandonaba su castillo y se presentaba, transformado en trovador, en la corte del rey franco.
Una vez mientras volvía a su morada se encontró con una mujer a la que unos bandidos estaban atacando en las profundidades del bosque. Jilocasin se transformó en dragón y puso en fuga a los bandidos y así rescató a la desvanecida mujer, que se la llevó a su castillo para que se recuperara de sus heridas.
Los sirvientes de Jilocasin descubrieron un niño entre el bagaje de la mujer y prodigaron a ambos toda clase de atenciones. Más tarde la mujer descubrió la profunda naturaleza de Jilocasin, pero quedó prendada de de su gentileza y generosidad y se convirtió en su esposa e inseparable compañera. Con el tiempo tuvieron un hijo que fue educado conjuntamente con el otro que, por sus conocimientos y valentía, pasaron a ser conocidos, más tarde, como los caballeros del dragón.