El Príncipe dragón
En la corte de Leonor de Aquitaine, en la Alta Edad Media, fue declarado vencedor de un torneo de poesía un misterioso trovador que se negó a dar su nombre o indicar su procedencia. Griselda, una joven doncella de la corte, se enamoró del trovador, y éste accedió a casarse en secreto, con la condición de que no debía verlo más que cuando éste lo permitiera, y con la promesa de que nunca intentaría descubrir su secreto.
Durante un tiempo Griselda cumplió su promesa, mientras vivía en el palacio del príncipe trovador rodeada de todo el lujo y comodidades que pudiera desear. Pero un día no pudo contener su curiosidad y entró sigilosamente en los aposentos de su marido, donde vio con horror que éste se transformaba en un espantoso dragón. Gritó, y al ser descubierta por el príncipe dragón, fue devuelta a la corte de Leonor, donde llena de arrepentimiento y dolor, relató su aventura a todos los cortesanos.