Dragón de Longwitton

Al parecer cerca de la población de Longwitton Hall, al norte de Inglaterra, vivía en época medieval un terrible dragón que asolaba la región. El dragón tenía la particularidad de que podía hacerse invisible y de poder regenerar su poder poniéndose en contacto con alguna de las tres manantiales que surgían en aquella  zona.

El conde de Warwick decidió acabar con dicho dragón y acudió bien armado a enfrentársele en el lugar que solía habitar. Al acercarse le ordenó que se hiciera visible, lo que al punto hizo y sin más demora, lo atacó. El valiente conde lucho fieramente con el dragón pero éste, cuando resultaba herido, introducía su cola en alguna de los manantiales y lo recuperaba. Como sea que el conde se dio cuenta  maniobró para colocarse entre el dragón y las fuentes, evitando que éste se revitalizara y así, finalmente, consiguió matarlo.