Dragón de Cornwall

Entre los relatos cristianizados de los celtas destaca uno en el que se narrra la leyenda de un dragón que asolaba la región de Cornwall cuando en la región todavía no se había introducido el cristianismo. Se dice en este relato que un monje llamado Sansón se dirigió a esa zona para convertir a sus habitantes a la nueva religión. Cuando llegó le comentaron la existencia del dragón y de que esa era su primera preocupación, por lo que Sansón decidió acabar con él antes de dedicarse a su apostolado. 

Se introdujo en la cueva donde vivía el dragón y, cuando éste le atacó, Sansón invocó unas palabras sagradas que dejaron al dragón inerme, e incluso algunos dicen que, con su boca abierta, descargó el último bocado sobre su propia cola. Sansón apareció por la obertura de la cueva seguido por el dragón y lo condujo hasta un precipicio desde donde el mismo dragón se tiró.