Dragón marino de Troya

El el relato griego de los hechos de Heracles se cuenta que, cuando llegaron a la ciudad de Sigeo en la costa Troyana, encontraron atada a una roca junto al mar a la princesa Hesíone, desnuda y cubierta únicamente por sus joyas. Al parecer Poseidón había enviado a un monstruo marino para asolar la ciudad como castigo a Laomedonte,  rey de Troya, por no haber pagado el tributo estipulado en la construcción de las murallas de la ciudad. Laomedonte consultó con el oráculo de Zeus y éste le aconsejó que abandonase a su hija Hesíone en la orilla, como ofrenda, para ser devorada por el monstruo. 

Heracles liberó a la princesa de sus ataduras y se ofreció, al rey, para acabar con el monstruo a cambio de los dos caballos inmortales que poseía. Laomedonte dijo estar de acuerdo con esta propuesta. 

Al día siguiente el monstruo salió del mar y se acercó a la ciudad lentamente y al llegar a las murallas abrió sus enormes fauces, momento que aprovechó Heracles para introducirse en su interior con todas sus armas. Pasó tres días en su vientre al cabo de los cuales salió victorioso, aunque según Homero, había perdido todos sus cabellos.