Aqueloo
Los antiguos mitos griegos definen a Aqueloo como un dios fluvial y se le representaba como un hombre con una cola de serpiente y unos cuernos de toro en su cabeza, ya que era frecuente su transformación en serpiente, imitando la forma del río, o en toro, significando la fuerza de sus aguas.
Como dios-río era hijo de Océano y de Thetys (el mar). Se cuenta que cuando preparaba su boda con Deyanira, apareció Heracles que se enamoró de la hermosa joven y retó a Aqueloo en combate para que se la llevara el mejor. Aqueloo tomó su forma de toro y durante el combate, resistió el embate de Heracles tres veces pero fue derribado en la cuarta. Entonces tomó su forma de serpiente, enrolló su cola y hizo silbar su lengua ante Heracles. Pero este le recordó que él era conocido desde su infancia por derrotar serpientes así que lo asió por el cuello y le arrancó uno de los cuernos, con lo que huyó dolorido y humillado.
Se dice que el cuerno fue recogido por las Naiades y, relleno de fragantes flores, se convirtió en “Cornucopia” o el cuerno de la abundancia. Probablemente se trata de una descripción poética de la lucha para contener y ordenar el curso de un río para facilitar el regadío de la zona, la cual es desde entonces favorecida con la abundancia de las cosechas.