Wayvern de Mordiford
En las leyendas medievales inglesas aparece un tipo de dragón denominado Wyvern, con dos patas, una cola acabada en una saeta, alas de murciélago y que destaca por desprender una gran pestilencia a su alrededor.
Se cuenta que en la localidad de Mordiford existía un Wyvern de colosales dimensiones que tenía aterrorizada a la población por los destrozos que ocasionaba en los campos.
Afortunadamente un joven de la familia de los Garstons, una de las más ilustres de Mordiford, se enfrentó con el dragón y, en la lucha, primero consiguió protegerse con su escudo de la llama que le lanzó y a continuación, aprovechando que tenía la garganta distendida por el esfuerzo de emitir el fuego, le lanzó su lanza en su interior hiriéndolo de muerte.
Al caer el dragón surgió del bosque una niña, llamada Maud, que se puso a llorar desconsoladamente frente a su cadáver. El caballero la tomó en su caballo y la llevó al pueblo arrastrando también al dragón mediante una cuerda.