Vibria
En en una cueva del macizo de San Llorens, cerca de la ciudad de Terrassa, en Cataluña, vivía un dragón que por las noches salía para asolar los caseríos de la región matando ganado y pastores.
El joven conde Jofre el Pilós, cansado de las quejas de sus súbditos, decidió enfrentarse al dragón para acabar con él. Para ello, bien armado y montado en su corcel blanco, se dirigió a la cueva donde se decía que residía el dragón. Al entrar, pronto se dio cuenta que estaba vacía, pero también observó que, posado en una rama de un árbol cercano a la entrada de la cueva, había un gran grajo negro emitiendo roncos graznidos.
El joven conde no se dejó engañar por las astucias del dragón y le llamó por su nombre: Vibria. Entonces inmediatamente el grajo se transformó en el dragón, que abalanzándose sobre el conde intentó elevarlo por los aires para estrellarlo contra las rocas, pero Jofre le introdujo su espada por la enorme boca abierta del dragón causándole la muerte. Esta escena puede verse esculpida en un lateral de la catedral de Barcelona en el mas puro estilo de la tradición Medieval.