Soler de Vilardell
Cuenta la leyenda que, cerca de la población catalana de Sant Celoni, vivía un hombre llamado Soler de Vilardell y que, en una ocasión al salir de su casa, se encontró con un mendigo que le pedía limosna. Dejó entonces la espada que llevaba en su mano, junto a la puerta, y entró en la casa para buscar algo que ofrecer al mendigo. Al salir no encontró ni al mendigo ni a su espada y, en su lugar había otra espada. La desenvainó y partió un arbol, con ella, sin experimentar el menor esfuerzo.
Consultó con los vecinos que le manifestaron su creencia de que se trataba de una espada mágica y que debería ser una señal para que fuera a matar al dragón que vivía en las afueras. Así mismo le animaron a que lo hiciera apoyandose en un conjuro que decía:"Espada de virtud, brazo de caballero; roca y dragón, yo partiré”.
De esta forma fue a enfrentarse con el dragón al que partió en dos, al igual que a una piedra que se encontraba en las cercanías, pero se equivocó al decir el conjuro, cmbiando espada por brazo, por lo que, al salir al encuentro de sus vecinos, un gota de la sangre del dragón le resbaló hasta el brazo y lo envenenó, sin remedio ya que falleció a los pocos días.