Las serpientes gigantes de Suecia
En la Gesta danorum se narra que Herodd, rey de los suecos, se encontró mientras cazaba por el bosque con un par de pequeñas serpientes que se llevó a su casa para que su hija Thora las criara.
Pero las serpientes empezaron a crecer de una forma descomunal, se escaparon de la casa y recorrían el territorio quemándolo con su aliento de fuego pestilente.
El rey proclamó que concedería la mano de su hija a aquel que fuera capaz de eliminar las serpientes de su reino. Acudió un número elevado de guerreros pero todos fueron incapaces de acabar con las serpientes gigantes.
Ragnarr Lodbrok, rey de los daneses, acudió también porque estaba enamorado de Thora y estaba dispuesto ha hacer lo que fuera por ella. Para ello se preparó con un vestido protector y fue al encuentro con las serpientes.
Una de las serpientes lo atacó directamente mientras que la otra seguía tras de la primera. Ragnarr preparó su escudo y tomó su lanza con la mano derecha. Con su vestido protector pudo parar el veneno ardiente que las serpientes lanzaron sobre él y, con su escudo, las sucesivos mordeduras que le trataron de infringir.
Finalmente lanzó su lanza que atravesó los pechos de ambas serpientes causándoles la muerte instantánea.