Karnabón
Cuando Triptolemo, en su recorrido difusor de la agricultura, llegó a la ciudad de Getes, en el sur de la Tracia, su rey Karnabón salió regocijado a su encuentro y le agasajó con toda clase de bienes.
Más tarde, envidioso del tesoro que portaba Triptolemo en su carro, un arado de madera y un saco de simientes, y atemorizado de que las enseñanzas del joven príncipe llegara a sus vecinos, intentó retenerlo en su ciudad por lo que una noche ordenó matar a uno de los dragones que estaban uncidos a su carro y robó todo lo que contenía.
Demeter avisada de lo que sucedía, restituyó el dragón y todo el material a Triptolemo para que pudiera continuar con su misión y castigó a Karnabón condenandolo a posar eternamente en el cielo sosteniendo en sus brazos al dragón muerto.