Gandarva
En el Avesta aparecen relatos en los que se se describe al dragón Gandarva como un terrible monstruo de afilados colmillos y con un aliento venenoso, que se dedicaba a devorar los seres humanos que se ponían a su alcance.
Según estos relatos, el dragón vivía en el fondo del mar y era tan poderoso que hubiera podido acabar con toda la humanidad, consiguiendo así convertir al malvado Angra Mainyu, su señor, en el señor de la creación.
Afortunadamente el guerrero Keressaspa fue a su encuentro para destruirlo. Al llegar frente a él vio restos de hombres muertos que colgaban de sus colmillos, se acercó y el dragón lo tomó por su barba arrastrándolo hacia las profundidades del mar. Tras una lucha que duró nueve días consiguió sacarlo del mar.
Pero Gandarva se recuperó y exhaló una especie de niebla que cegó completamente al guerrero, que aprovechó para matar a quince sus caballos y raptar a su familia hacia el abismo marino. Keressaspa se recuperó y fue de nuevo al mar donde, tras liberar a su familia, dio muerte al dragón.