Apolo

Apolo era hijo de Zeus y de Leto, en una de sus infidelidades a Hera. Se cuenta que fue ésta la que instigó a la serpiente Pitón para que atacara a Apolo cerca del monte Parnaso, pero éste consiguió vencerla y darle muerte en el interior del oráculo de Delfos. Más tarde aprendió las artes adivinatorias de mano del viejo dios Pan y se apoderó del templo de Delfos para su uso personal. 

La Madre Tierra, Gea, acudió a Zeus para quejarse de la muerte de Pitón, realizada ultrajando su templo. Zeus ordenó a Apolo a que fuera a purificarse a Tempe, a donde fue y además instituyó los Juegos Píticos, en honor de Pitón. 

Es posible que, este relato, se trate de una revisión de un  primitivo mito en el que Apolo aparece matando al monstruo Delfine

Apolo fue un buen músico con su lira y un amante incansable. En una ocasión persiguió a la ninfa Dafne, que era una sacerdotisa de la Diosa Tierra, pero ésta pidió auxílio a la diosa, la cual la hizo desaparecer trasladandola a Creta, y dejando en su lugar una rama de laurel, con la que Apolo se consoló haciendose una corona con sus hojas.