Gran serpiente de Isis

En el llamado papiro mágico de Turín aparece un relato que presenta a la diosa Isis, reina de los cielos, como una diosa terrible y con una desmesurada ansia de poder. En efecto, se explica allí que la única sabiduría que le faltaba era conocer el nombre secreto de Ra, el rey sol y el más poderoso de todos los dioses. 

Para conseguirlo, Isis, creó una serpiente con tierra y con saliva de la baba del viejo dios Ra. A continuación puso la serpiente en el camino celeste por donde pasaba el dios cada día y, al pasar éste por su lado, lo mordió y lo dejo paralizado con su veneno. Ra pidió ayuda para calmar su dolor, pero nadie se atrevió a acercársele hasta que apareció Isis, que le prometió su curación a cambio de conocer su nombre secreto. El viejo dios se revolvió y apeló a su alto linaje y a sus poderes pero, finalmente, accedió a revelar su nombre secreto. 

De esta forma Isis pasó a conocer la totalidad de la sabiduría y por lo tanto a ser omnipotente.